martes, 9 de septiembre de 2008

UN POCO DE HISTORIA

una pequeña reseña: La historia de Valdivia no comienza con su fundación por parte de los españoles. Valdivia es desde mucho antes un alihuén mapuche, es decir, un lugar de encuentro, de intercambio de bienes, de festejos y de deporte (el deporte oficial mapuche era y sigue siendo la chueca, tan parecido al hockey sobre pasto). Sin ser un pueblo, porque los mapuches nunca vivieron en pueblos (los mapuches vivían en parcelas familiares, prefiriendo siempre las riberas o las costas de los lagos, siempre al lado del agua), cada alihuén era una especie de gran mercado al aire libre, o territorio común, al que llegaban familias enteras desde lejos para socializar o comerciar. Llegaban por el río, en sus barcazas repletas de comida, telas, artesanías y hasta animales, para reunirse con la familia, entregar por esposa a alguna hija, establecer alianzas, o resolver algún litigio legal o territorial. Habían construcciones para protegerse de la lluvia, lugares para bailar y enamorarse, o lugares para la oratoria de los ulmenes y los lonkos (jefes espirituales y cabezas de familia, respectivamente).
Cuando los españoles llegan al sector del río Guadalafquén (río calabaza), hoy día Calle-calle, quedan llenos de asombro ante la belleza del lugar. Hay que imaginar una fértil planicie poblada con innumerables y dispersadas parcelas familiares unidas por senderos y huellas, todo archipoblado de diversos grandes árboles. Tanta es la belleza del lugar que Pedro de Valdivia decide ponerle su propio nombre en un arrebato de entusiasmo. Valdivia se funda en lo que fue el alihuén más grande y concurrido de todo el sur chileno.

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